Carajo, duele tanto verte así. Tieso, callado, como si nada te importara ya. Tus ataques de risa, escandalosos, burlones, insoportables, los voy a extrañar. También tu llanto, ese que aparecía siempre después de la quinta cerveza, y tus manos sucias de grasa, de la grasa del jamón, secándote las lágrimas, tus recuerdos horribles, los que estaba harto de escuchar una y otra vez. Eras un borracho de mierda. Ya no sufres hermanito. Ya pasó todo. Ya pasó. Odiaba tanto que aparecieras en mi casa sin avisar, trayéndome tus problemas, como si yo no tuviera los míos. Ahora extraño eso. Por eso vine a verte. Hace días que no venías. Ya no tenía a nadie que me venga a joder todas la tardes. Puta madre, te hiciste necesario en mi vida.
En esta foto estamos con el huevón de Tomás. No sabía que la tenías aquí. Que será de la vida de ese pendejo. Qué chibolos estábamos. Tu con la misma carita, tu carita de sufrido, nunca sonreías. Solo tus ataques de risa, esos que me daban cólera. Tu eras un sufrido compadre, esa risa no iba contigo, pero te gustaba reírte de mí, cualquier estupidez que decía te daba risa. Y Tomás te festejaba. Esta es la chalina negra que te regalé esa vez. Puta, así asquerosa te la ponías, eras un marrano, pero me gustaba vértela puesta. Yo era tu camote, no sé por qué. Te trataba mal, huevón. Es que me hartabas. Pero bueno, siempre te escuchaba, te daba consejos, nunca me hacías caso, pero igual me los pedías. Me acostumbré a ponerme en tu lugar, carajo, te llegué a comprender, me parece mentira, y te aconsejaba bien, pero qué terco eras, puta madre. No sé para qué mierda me preguntabas, creo que solo querías que te escuche.
Ay, Germán. Qué complicada es la vida carajo. Es raro verte dormir sin roncar. Lo que no es raro es verte con esta botella al costado. Ese ron barato, puta, qué necio. Te dije que ese ron te iba a terminar matando. Bueno, no fue el ron finalmente, tu disculparás. Pero podía haber sido. En el fondo creo que sí lo fue. Esta botella tiene la culpa. Te ponía más huevón de lo que eras. Pero así te hiciste querer. Eras una molestia carajo, pero al menos me acompañabas, me hacías sentir importante para alguien. Cuánto lo lamento. Cuánto lo siento.
Este jarro te lo regalé yo, me costó caro huevón, te regalé algo ficho, de cerámica, no como las huevadas de plástico que te gustaba usar. Puta, y está todo quiñado, con el asa rota. Y sucio. Así lo usabas. Qué descuidado eras, por la puta madre. Pero te encariñabas con las cosas, eras como un niño. Un niño triste. Un niño abandonado. Te voy a extrañar tanto. Perdóname, no soy de llorar, pero esto es muy fuerte cuñao. Nunca imaginé que esto pasaría, solo no pude evitarlo. Nadie debería morirse a los treinta años. Pero tú necesitabas hacerlo Germancito. Dime si estoy equivocado, ya no sufres, ya no jodes, ya no lloras, ahora lloro yo, puta madre, ahora lloro yo, que detesto llorar.
Lo siento mucho compadre, me duele a mí más que a ti, te lo juro. A ti ya no te duele ni un carajo. Ahora el dolor es mío. Pero tuve que hacerlo, tú me entiendes, tenía que hacerlo, tú me vas a perdonar, ¿verdad? Te estabas cagando la vida y me la estabas cagando a mí. No era justo por ambos, lo entiendes ¿no? Ahora todo está bien. Te he odiado, pero también te he querido y lo sabes. Lo sabes bien. Descansa cuñao, ya no tienes preocupaciones. Quién como tú, puta madre. Me llevo tu chalina, la voy a lavar, la voy a conservar de recuerdo, te prometo que la voy a cuidar, hasta la puedo usar en invierno, será como seguir teniéndote prendido de mi cuello, pero sin joder.
Lima, 18 de agosto de 2021
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2 Comments
Yosselin Yudith Amaya Cabello
“…que complicada es la vida carajo…”
Luis Guerrero Ortiz
A veces los límites entre el bien y el mal terminan borrándose de tanto pisotearse. Luego, hasta un crimen luce como un acto de bondad.