A veces uno es manantial entre rocas y otras veces un árbol con las últimas hojas ¿Quién podría negarlo? Hay momentos, por ejemplo, en los que sentimos tener una soledad tan concurrida, que se podría organizar como una procesión, por colores, tamaños y promesas, por época, por tacto y por sabor. Y hay circunstancias en las que nos provoca decir a modo de resumen, estoy jodido y radiante, quizá más lo primero, que lo segundo y también viceversa. No habrá faltado ocasión en que le hemos dicho a alguien, yo no te pido que me bajes una estrella azul, sólo te pido que mi espacio llenes con tu luz. O tal vez, con un gramo de filosofía en el paladar, tú no eres ésa, yo no soy ése, ésos, los que fuimos antes de ser nosotros. Eras sí, pero ahora suenas un poco a mí. Era sí, pero ahora vengo un poco de ti. En más de una oportunidad tal vez nos hemos visto obligados a decirle a alguien descomprometido con la vida, no te salves, no te llenes de calma, no reserves del mundo sólo un rincón tranquilo, no dejes caer los párpados pesados como juicios, no te quedes sin labios, no te duermas sin sueño, no te pienses sin sangre, no te juzgues sin tiempo.
Mario Benedetti me ha prestado estas y tantas otras palabras, precisas, agudas, bellas, oportunas, emocionadas, para poder expresar lo que sentía en momentos de tristeza, soledad, ilusión, desengaño, rabia, alegría o esperanza. Este libro me ha acompañado desde mis años universitarios y está tan deshojado, maltrecho, descolorido y garabateado que no luce para la foto. Mario murió el 17 d mayo del 2009 y se llevó un buen pedazo de mí y de muchos de quienes nos sentimos bella e intensamente representados por sus palabras.
Nació un 14 de septiembre de 1920, fue escritor, poeta y periodista, aunque sus versos también fueron musicalizados por Joan Manuel Serrat y Daniel Viglietti. En su trayectoria de vida ha sido oficinista, periodista, viajero, militante, exiliado, intelectual comprometido y luchador político contra las dictaduras. También ha sido, en todos esos roles, un hombre enamorado, sufrido, desengañado, valiente, combativo, reflexivo, unas veces optimista y otras desencantado, y todas estas facetas -que demuestran su profunda humanidad- se reflejan transparentemente en sus poemas. Quizás los versos que mejor describen esta entrañable antología poética, dichos en sus propias palabras, sean los siguientes:
Pongo estos seis versos en mi botella al mar
con el secreto designio de que algún día
llegue a una playa casi desierta
y un niño la encuentre y la destape
y en lugar de versos extraiga piedritas
y socorros y alertas y caracoles.
Lima, 21 de julio de 2020
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