Si tiene un hijo de 16 años, a punto de terminar el colegio, y tiene presente lo que le exige el currículo oficial, no se sorprendería de verlo convertido en un chico que «demuestra seguridad, dominio personal y confianza en la toma de decisiones», ni que haya aprendido a «anteponer el diálogo y la concertación» para «resolver situaciones cotidianas y de conflicto», actuando «con decisión y autonomía». Porque esta es, literalmente, una de las capacidades más importantes que demanda el currículo a los adolescentes. Luego, su hijo debería haber tenido buenas y suficientes oportunidades para aprenderla. Ahora bien, si no es el caso, no se enoje con él. No descarte…